Una mañana, el conde David, se despertó y salió de su ataúd. Tenía un voraz apetito así que se comió una perdiz. Luego se puso a limpiar sus antigüedades y tras esto, salió corriendo a una velocidad de vértigo a la facultad de "Dráculas" en Cádiz. Allí se puso a jugar al ajedrez con los otros vampiros.
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